FOTOS OLGA YEGOROVA. Cada afiliado hizo construir estos espacios. Buscan edificar barandas

Pablo Peralta M.  / La Paz

«Maestros  amautas consejeros espirituales”, reza el título del letrero que hay al ingreso del singular pasaje. En el cartel se oferta todos los servicios que se brindan en ese pasadizo.   «Los maestros amautas desechan toda clase de brujerías y vicios”, dice otro mensaje del anuncio.

Abajo  está el peaje  de la ciudad de El Alto.  El lugar es  un corredor único  que  se ubica «al borde del precipicio”.

A la izquierda se puede vislumbrar  las «oficinas” que edificaron los yatiris o amautas, quienes dejaron atrás los puestos rústicos, elaborados con calamina;  a la derecha se ve en el horizonte las miles de casas de la ciudad de La Paz, la cadena de montañas que rodea la urbe y el  Illimani, como siempre, imponente en el fondo. La vista es impresionante…

Estas casetas tienen plasmadas en sus fachadas colores y símbolos. La pared de fondo es blanca y encima están estampadas  la chakana (cruz andina), el sol naciente y el escudo de la asociación a la cual pertenecen los amautas de este pasaje; la puerta es de color verde y tiene también una chakana en la parte superior.

«Nuestro  pensamiento es mejorar este lugar porque es mirador, es la cara de la ciudad de El Alto. Entonces, este lugar  tiene que ser bonito. Vamos a cementar o vamos a buscar proyectos. Barandas aquí también falta”, comenta Cirilo Cruz, secretario general de la Asociación de Consejo de Amautas Originarios Milenio A.
Ante las críticas

Gumercindo Flores, jefe de la Unidad de Promoción de Saberes y Conocimientos Ancestrales de la Alcaldía de El Alto, explica que  los amautas tomaron la decisión del  cambio porque había cuestionamientos sobre el tipo de servicio que brindaban.

«Hubo una crítica de la población sobre que es antihigiénico, que no se cumplía con los requisitos de una atención al cliente… Hubo críticas de las mismas personas   que se van a hacer atender. Eso ha sido en el fondo para que haya mejora”, sostiene.

Pero este cambio va acompañado de la recuperación de vestimentas ancestrales, según Flores; y también pasa por la recuperación de «espacios sagrados”, como  el corredor que están cambiando  Cruz y sus colegas, dicen los amautas de esta zona.

Sobre el primer punto, Flores explica que antes «en las casuchas atendían con ropas de la calle”, ahora, en cambio, «ya  se ponen ropa tradicional, tipo bayetas antiguas de las comunidades que ellos mismos elaboraban, o que fueron de sus papás o de sus abuelos”.

 Este funcionario agrega un elemento que expresa cómo las tradiciones que se rescatan conviven con  los elementos de la modernidad: «Se está recreando lo tradicional y lo moderno para afrontar las nuevas visiones que nos  está impregnando a nivel nacional”, expresa Flores.

El verde  de la coca

«Es por el verde de nuestra sagrada  hoja de coca”, responde  Cirilo Cruz, cuando se le pregunta la razón de que ese color predomina en la fachada de las «oficinas”.

Este amauta viste con  una camisa clara, un chaleco y un saco con vivos andinos; y lleva encima, además,  un sombrero negro. «Tuvimos la autorización de la zona y sacamos nuestra ordenanza municipal. Cada una de las casetas paga patente a la Alcaldía”, indica.

Cruz es originario de la provincia Omasuyos, una localidad que está a dos horas  de El Alto. En la actualidad vive en la zona Bautista Saavedra.   Su abuelo era yatiri y trabajaba en la Ceja, el centro neurálgico de la urbe alteña. «Su herencia de mi abuelo yo estoy alzando”, cuenta el dirigente.

Cruz comenta que cuando llegaron al lugar, allá por el año 2008, armaron  puestos de calamina. Sin embargo -recuerda- les reclamaron, tanto los ciudadanos que asisten de forma regular a requerir un servicio, como los turistas que alguna vez recorren  el pasadizo. Entonces  se convenció de la necesidad del cambio.  «Daban mal aspecto”, reconoce ahora.

Como  dirigente de la asociación -afirma- logró que se aprueben  los planos de las edificaciones. Desde hace nueve meses que construyen las «oficinas”. La mayoría está terminada, aún falta algunas, las cuales -se prevé-  estarán lista en tres meses. «Cada uno de los integrantes de la asociación  ha puesto dinero de sus recursos”, sostiene.

En este corredor hay  126 afiliados. ¿Qué servicios brindan? «Hacemos la limpia de maldición y brujerías, pagamos también a la Pachamama, para comprar casas, terrenos, autos…”, responde Cruz.   ¿Qué tipo de resultados dio el paso de la calamina al ladrillo? «Los turistas cuando vienen a sacarse fotos dicen: ‘Está bonito’. Nos ha dado buenos resultados… Esto es para dar buena imagen a la ciudad de El Alto”, cierra Cruz.