María Claudia Hacker

Cuanto más se acercaba el día emblemático del 21 de febrero, más se llenaban las calles, los muros y cada espacio en el que todavía se pueda pegar un afiche con propaganda tanto por el NO como por el SÍ. Los grafiteros libraban luchas por sobrepintar un ya existente No y transformarlo en Sí y viceversa. Ambas declaraciones siempre acompañadas de los tres colores de la bandera boliviana.

Actos de violencia en El Alto: la otra cara de la propaganda

La semana pasada la ciudad de El Alto fue testigo de un acontecimiento violento, cuya intención fue tristemente lo contrario de los grafitis pacíficos que flanquean las calles de la ciudad paceña. En el acto que causó la muerte de seis funcionarios de la alcaldía alteña, se incendió a la misma. Crímenes como éste recubren los días pre referéndum de un manto gris, volviendo peligroso el simple acto de salir a la calle y participar en una marcha pacífica en pro de una de las dos opciones.

Twitter y Facebook: un lugar de propaganda pacífica

Una forma de expresar su posición, que sin embargo sigue siendo no-violenta, se da en las redes sociales, tal como Facebook o Twitter. El espacio anónimo que es la World Wide Web abre el campo incluso a los compatriotas bolivianos quienes desde el extranjero pueden expresar su inclinación respecto al referéndum que tendrá lugar el próximo domingo y que consultará sobre la modificación parcial de la Constitución boliviana. En el caso de que ésta sea aprobada por la mayoría de los bolivianos, Evo Morales y su MAS (Movimiento al Socialismo) podrán volver a presentarse a elecciones, abriéndoles las puertas hacia una tercera candidatura y una permanencia de cinco años adicionales en el poder.

O blanco o negro: o “Sí” o “No”

Los partidarios del “No” dicen justamente “no a la re re reelección”, pues opinan que diez años en el poder han sido suficientes para que empeore la corrupción en el país. El “Sí” por su parte, afirma que con Morales como presidente han bajado las tasas de desempleo y la economía ha ido en aumento.

Mientras, y por el poco tiempo que les queda, los grafiteros seguirán llenando cada centímetro que encuentren vacío para convertirlo en lienzo de su posición política. Al final, tal vez quien más pintura haya usado salga triunfador.