Fundación Avina

 

Las distintas tensiones políticas que se producen en torno a la democracia en los países de la región no puede ocultar su contracara: la existencia de numerosas experiencias gestadas por organizaciones, movimientos y redes de la sociedad civil dispuestas a contribuir con procesos democratizadores de distinta índole. Iniciativas de gobierno abierto se inscriben también en nuevas lógicas de participación y colaboración con la ciudadanía. Conocer un mapeo de 700 casos de innovaciones políticas en marcha puede ofrecer otros sentidos y lecturas al estado de nuestras democracias.

Se podría argumentar que, aún con matices, la mayoría de los países latinoamericanos cuenta con gobernantes electos por la vía de las urnas, elecciones transparentes, libres y periódicas, sufragio inclusivo, libertad de expresión, fuentes diversas y complementarias de información, y autonomía asociativa para todos los ciudadanos. Podemos por tanto asumir que -siempre con matices- la democracia en Latinoamérica se puede calificar como una poliarquía inclusiva, tal como fuera definida por Robert Dahl. Sin embargo, como señala Bernardo Toro, entender, vivir y actuar la democracia como cosmovisión que construya nuestra cotidianeidad sigue siendo un gran pendiente en nuestras sociedades.

La institucionalidad democrática en América Latina ha dado señales ambiguas. Por un lado, se han reforzado los mecanismos de democracia participativa, al mismo tiempo que no se han actualizado los sistemas políticos y las estructuras tradicionales de interacción entre Estado y sociedad. Los actores y mecanismos de la democracia representativa son cuestionados por las sociedades, pues ya no son suficientes para interactuar y dialogar con las nuevas generaciones. Se necesitan nuevos formatos, nuevas lógicas, el diseño de nuevos flujos. La juventud y sus códigos socioculturales no se sienten incluidos en la política partidaria tradicional, practicada de maneras convencionales.

El quehacer democrático se ha convertido en un proceso más complejo, que requiere la institucionalización paulatina de mecanismos que canalicen de forma efectiva las demandas sociales plasmadas en movilizaciones y protestas ciudadanas, asegurando sustancialmente la voluntad de participar a través de la consulta, la deliberación y la posibilidad de co-creación entre Estado y sociedad.

En esa dirección, Gobierno Abierto y Estado Abierto configuran tendencias y promesas atractivas, que lentamente van siendo comprendidas y aprovechadas por los sectores innovadores y dinámicos de ambas esferas de lo político: la que se original en el Estado y la que se construye desde la Sociedad Civil. El llamado cyberactivismo, la ética hacker aplicada a procesos políticos, la formación de partidos-red que tratan de impactar en el formato representativo, el uso de plataformas y aplicativos para dar salida a protestas pacíficas, la tecnopolítica[1], por señalar algunas tendencias recientes, muestran el interés de colectivos cada vez más vastos por renovar todo el ciclo de la política.

Si ese interés se verifica, ¿cuáles son las experiencias en marcha en la región que hoy avanzan en este camino buscando mejorar la calidad de la democracia cotidiana? ¿Podemos identificar cambios en las instituciones y en la cultura política de nuestros países? ¿Podemos afirmar que estas tendencias recientes, sumadas a otras que pueden ser en parte tradicionales pero con renovados objetivos, identifican los contornos de lo que podríamos llamar un “ecosistema de innovaciones políticas” en América Latina?

Para intentar identificar si existen y cuáles son esos procesos de resignificación de dinámicas en la democracia representativa, participativa y directa, distintos colectivos e investigadores están buscando sacar fotos de esta nueva realidad. Existen diferentes mapeos en marcha que buscan identificar y analizar prácticas política emergentes[2] que están trayendo nuevas lógicas y formatos del actuar de las instituciones estatales, del propio quehacer político de las sociedades y de la interacción entre los ciudadanos y el Estado.

Clasificadas de distintas formas por cada mapeo, las iniciativas de manera general ocurren en 3 espacios de acción política: (1) iniciativas democratizadoras, que ocurren desde la sociedad civil, sea en estadios embrionarios y experimentales o ya más consolidados; (2) iniciativas de innovación en procesos electorales, sean desde partidos políticos formales o desde iniciativas ciudadanas en procesos electorales; (3) iniciativas desde las instituciones estatales, sean ellas del poder ejecutivo o legislativo, que podríamos denominar innovaciones públicas.

¿En qué medida las experiencias identificadas son nuevas o resignifican prácticas políticas tradicionales? ¿Cuáles nuevas dinámicas de interacción de la sociedad con el Estado se establecen? ¿De qué manera están fortaleciendo y resignificando la democracia en nuestros países? ¿Las innovaciones -o prácticas políticas emergentes- tienen proyectos políticos o pueden ser consideradas “neutrales?

Update, una nueva organización brasileña que se dedica a identificar y fomentar prácticas políticas emergentes en América Latina, acaba de publicar un mapeo exploratorio inicial que arrojó una nada desdeñable base de 700 iniciativas en 20 países de América Latina[3]. El objetivo pasa por identificar herramientas, estrategias y tácticas utilizadas por actores de la sociedad civil y del Estado para reducir las brechas entre poder público y sociedad demandante de mayor democracia y derechos respetados.

Para Update se verifican cuatro tendencias marcadas que impulsan la innovación política en la región, cada una de las cuales anida diversas microtendencias que se tocan pero se diferencian a la vez:

(1) el protagonismo ciudadano movilizado, cuando el ciudadano toma para sí la responsabilidad de conquistar los cambios sociales que desea, y allí se visualizan microprocesos tales como la presión activista, la micropolítica puntual en entornos muy concretos y cercanos, como el barrio o las formaciones P2P (peer-to-peer) en la que actores del ecosistema se encuentran y capacitan desde sus abordajes y experiencias;

(2) la estética política, compuesta por nuevos lenguajes, narrativas y abordajes que aumentan las posibilidades cognitivas de los ciudadanos y actores del ecosistema. Allí muestran que hay casos en que las experiencias innovadoras son en sí mismas un proceso que hace de la forma y el contenido expresivos la voz cívica política que se alza y pone en relieve, o el soporte de narradyvas (narrativas juveniles informales) que buscan empatizar desde lo lúdico-político, pero, sobre todo, por su fuerza. Son los compromisos ciudadanos en torno a causas que movilizan luchas por la identidad, como en el caso de la diversidad sexual o la equidad de género.

(3) el poder ciudadano puesto en foco, con procesos, productos o servicios que lo convocan para generar respuestas creativas a problemas públicos, como en el caso de los participativos labs urbanos, o los mandatos representativos que construyen agenda y rinden cuentas a partir de las demandas sustantivas de la ciudadanía. También se incluyen aquí los casos más conocidos de los aplicativos cívicos, programas gratuitos que se descargan en celulares y facilitan la interacción con los ciudadanos desde esas plataformas, varios de los cuales buscan entablar un canal de ida y vuelta entre funcionarios y ciudadanos que reclaman información pública. Las organizaciones Democracia en Red y Asuntos del Sur llevan adelante un repositorio, Civic Stack, que reúne buena parte de estas apps cívicas.

(4) la transparencia 360º, esto es, la adopción de prácticas de transparencia activa para todos los aspectos de la política, abarcando, en diferentes países, una paleta de casos comunes, como los que dan a conocer trayectorias políticas de candidatos o funcionarios, sus patrimonios, o la financiación de sus partidos. Otra microtendencia extendida es la de los que instalan el fact-checking o verificación de la información que dirigentes públicos hacen para posicionar un determinado sentido del discurso. También el mecanismo de filtraciones o leaking, que encripta denuncias de corrupción y las hacen públicas mediante alianzas con medios de comunicación (“los hackers se vuelven periodistas”, como en Panamá Papers), buscando en definitiva forzar la mejora de la calidad institucional democrática.

Una de las preguntas centrales de la investigación acicatea desde la tensión entre visibilidad y desconocimiento de esta densidad de la praxis. Para el equipo de Update, algunas de las respuestas descansan en la atomización o pulverización entre las experiencias y su desconexión entre sí, donde no existe un patrón común que las amalgame (lo que no niega la existencia de elementos comunes); la alta volatilidad de las mismas, muchas veces efímeras en su emergencia; la apelación, como se ha señalado, a diferentes lenguajes o dialectos que expresan demandas y construyen propuestas que no interactúan entre ellas o lo hacen débilmente y, al final, la prevalencia de tácticas y estrategias determinadas básicamente por el contexto particular en que se inscriben, sin buscar un meta-contexto que las cobije políticamente.

Como afirma Update, un ejercicio como este mapeo, y otros que van en esa dirección, nos ayudan a “poner luz sobre lo que de hecho está pasando, para que sea posible visualizar los componentes de este ecosistema, sus contornos, límites y características para, de esta manera, empezar a analizarlo”.

Este análisis nos muestra que, más allá de los mensajes permeados por la visión editorial de los medios de comunicación y/o el discurso de los actores de gobierno, la sociedad civil latinoamericana está activa, vibrante, preocupada y ocupada por la suerte de su democracia, que se juega en las calles y en las redes, de maneras mucho más intersticiales y densas en cantidad y calidad de lo que se puede suponer.


REFERENCIAS

Matías BIANCHI: Democracia en las márgenes de la democracia. Activismo en América Latina en la era digital, 2014. Disponible en asuntosdelsur.org
Matías Bianchi Compilador Qué Democracia para el Siglo XXI, 2015
Robert DAHL: Democracy and Its Critics, Yale University Press, 1989
Alicia LISIDINI; Yanina WELP; Daniel ZOVATTO (comp.): Democracias en movimiento. Mecanismos de democracia directa y participativa en América Latina, UNAM-CISDD-IDEA, México, 2014.
Alvaro RAMIREZ ALUJAS y Pedro PRIETO-MARTIN: Caracterizando la participación ciudadana em el marco del Gobierno Abierto, http://old.clad.org/portal/publicaciones-del-clad/revista-clad-reforma-democracia/articulos/058-Febrero-2014/Prieto.pdf
Alvaro RAMIREZ ALUJAS y Nicolas DASSEN: Vientos de Cambio 2, Avances y desafios de las políticas de gobierno abierto en América Latina y el Caribe, BID2016.
José Bernardo TORO: A construção do público: cidadania, democracia e participação, Senac Rio, 2005.

[1] Tecnopolítica, según Antonio Gutierrez-Rubí, es toda “acción política, comunicación política y, parcialmente, gestión política a través de la tecnología”. https://www.opendemocracy.net/democraciaabierta/antoni-guti-rrez-rub-oleguer-sarsanedas/tecnopol-tica-o-los-nuevos-territorios-de-

[2] Prácticas políticas emergentes es el concepto utilizado por Update en su mapeo.

[3] http://updatepolitics.cc/