El 18 por ciento de las adolescentes entre 15 y 19 años de edad, en Bolivia, ya son madres o están embarazadas y la tasa de natalidad, en este grupo, es de 89 nacimiento por cada 1.000 mujeres, de las cuales el 70% no planificaron su embarazo, según un informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).
Los datos fueron dados a conocer en la presentación del informe "Estado de la Población Mundial 2013: Maternidad en la niñez, enfrentar el reto del embarazo en adolescentes", el 30 de octubre pasado en La Paz.
SITUACIÓN ACTUAL. De acuerdo con la organización, el embarazo adolescente sucede en todos los rincones del mundo; sin embargo, las niñas pobres, sin educación, de minorías étnicas o de grupos marginados, y de áreas remotas y rurales, son, al menos, tres veces más propensas a quedar embarazadas que sus pares educadas y de las zonas urbanas.
Las barreras en el acceso a la educación sexual, y a servicios de salud que incluyan métodos de anticoncepción, así como la aceptación del matrimonio o las uni nes tempranas, favorecen el nacimiento de 7,5 millones de bebés cada año. De éstos, la gran mayoría, no responden a una decisión de la mujer.
En América Latina se cree que el número anual de abortos inseguros entre las adolescentes de 15 a 19 años, alcanza a 670.000. Mientras que en todo el mundo, cada día, 200 adolescentes mueren dando vida, siendo esta causa el 2% de los decesos en mujeres menores de edad, pues en la adolescencia, el riesgo de morir por causas relacionadas con el embarazo es doblemente mayor que en mujeres adultas.
LA PROPUESTA. Bajo estas circunstancias y conociendo que el embarazo adolescente es multicausal, la respuesta tiene que ser multidimensional y orientada al empoderamiento de las niñas; Estados, sociedad civil, organismos internacionales, padres, maestros y comunidades deben ser parte de la prevención de los embarazos tempranos, pero ante todo de la garantía de los derechos de las niñas y adolescentes.
En este sentido, el Unfpa propone ocho pasos para lograr este reto: El primero consiste en visibilizar a las niñas entre los 10 y 14 años; se debe intervenir tempranamente en campañas de prevención, que garanticen el desarrollo integral de estas niñas y una transición libre y saludable de la adolescencia a la adultez.
El segundo es detener el matrimonio o las uniones para mujeres menores de 18 años y parar la violencia y la coerción sexual, pues las adolescentes aún están desarrollándose física, emocional, biológica y fisiológicamente y se ven forzadas a asumir un rol que las obliga a madurar abruptamente, y en la mayoría de los casos, a ser madres sin estar preparadas para ello.
Las otras tareas se refieren a crear estrategias multidimensionales que observen de manera global las causas del embarazo adolescente; proteger los derechos a la educación, la salud, la libertad y la seguridad de las niñas y adolescentes. Hacer parte de la solución a los hombres y a los niños; mantener a las adolescentes en el sistema educativo el mayor tiempo posible e invertir en su formación integral. Expandir los servicios y la información sobre la educación sexual y promover un desarrollo equitativo basado en los derechos humanos y la sostenibilidad. Cabe señalar que en 146 países aprueban el matrimonio o las uniones de mujeres menores de 18 años. En 52 países las adolescentes menores de 15 años pueden casarse bajo el consentimiento de los padres. El 86% de las adolescentes casadas no usan métodos de anticoncepción.