Según los resultados del Censo 2012, el municipio de La Paz tiene 28.676 habitantes menos que lo anotado en el Censo de Población y Vivienda 2001. Estos resultados son cuestionados por académicos especializados en la demografía y políticos, y sostenidos por el Gobierno. Por esto último, sin decir que los datos sean veraces o errados, queda preguntarse ¿qué factores ajenos o intrínsecos a la realización del censo incidieron en este resultado? En este análisis identificamos tres relativos al proceso: la cartografía, el código cero y el acarreo de población a sus lugares de origen el día de la encuesta.
Sin embargo, la administración de Evo Morales atribuye los datos a otros factores, todos externos al proceso censal, como la migración, la baja fecundidad o las características geográficas que no permiten crecer más a La Paz.
En todo caso, el Instituto Nacional de Estadística (INE) y su nuevo director, Luis Pereira Stambuk, parecen querer saldar las susceptibilidades y anunciaron un conteo poblacional para 2015 con el objetivo de contrastar ambos resultados.
El director del Instituto de Investigaciones Sociológicas de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y miembro de La Ruta del Censo, René Pereira Morató; el demógrafo Mario Gutiérrez Sardán y el alcalde Luis Revilla, que el jueves habló con el suplemento Animal Político, encuentran como determinantes de los resultados negativos para el municipio los tres factores inherentes a la realización de la encuesta ya mencionados.
Pereira ve una relación entre lo que sucedió en La Paz con el país, por ser todo de parte de “un proceso anómalo”. “Los males del proceso censal de La Paz forman parte de los males de todo el país. Hay elementos que indican que no puede ser posible la reducción de habitantes del municipio”, sostiene.
Esta imposibilidad “se probaría de manera fácil” con datos desagregados, los cuales no existen. “Por lo que no se puede saber dónde estarían esos 28.000 habitantes”.
Para Pereira, el “problema mayúsculo fue la “cartografía incompleta de 2001 con algunos arreglos” usada para el censo 2012.
Esto tiene “un impacto grande”. Uno de los fines de la cartografía actualizada es distribuir la carga de trabajo que el empadronador debe tener para encarar su segmento censal.
El académico pone un ejemplo para ilustrar cómo afectó esto: si un segmento cuenta con 20 viviendas, el censor tendrá un número aproximado de boletas con relación a las unidades habitacionales. Entonces “sucedió que como la cartografía no estaba actualizada, muchos segmentos cambiaron radicalmente, donde no existían viviendas en 2001 ahora sí. Entonces, el empadronador se encontró con una cartografía que no correspondía”. Esto —afirma— explica por qué muchos fueron omitidos el día del censo.
Gutiérrez Sardán, demógrafo titulado en el Centro Latinoamericano de Demografía (Celade) y consultor de numerosos censos en Centroamérica, señala que por testimonios tiene “serias dudas” de que la cartografía haya sido la adecuada.
Revilla, en cambio, está convencido de que la cartografía estaba desactualizada, por lo que “hubo zonas que no fueron censadas”.
En su criterio, esto se argumenta por el dato de las aprobaciones de construcción en metros cuadrados en La Paz, dato del INE que es sostenido. A esto se pregunta Revilla: ¿Cómo es posible que crezca la mancha urbana y se reduzca la población?
La ministra de Planificación, Viviana Caro, a su vez cabeza del Censo 2012, refuta el cuestionamiento a la cartografía. Sobrepone en un gráfico la que la Alcaldía publicó en el diario Página Siete y la que se usó en el censo. Ella asegura que la del Gobierno Municipal abarcaba todavía menos áreas que la que se utilizó y que si creció la mancha urbana, el día del censo hubo “muchas viviendas vacías”.
Suponiendo que la cartografía haya sido la correcta, retoma Gutiérrez Sardán, el factor que más influyó fue el acarreo de habitantes de La Paz y más aún de El Alto hacia sus comunidades de origen. Este factor también es mencionado por Revilla y Pereira Morató como uno de los tres incidentes, aunque en su criterio tuvo menor impacto.
Muchos pobladores no fueron captados por el censo en la ciudad por irse a los municipios donde nacieron, recuerda Pereira Morató.
El día previo al censo, decenas de buses salieron de La Paz con rumbo a las provincias; la gente alegaba que debía censarse en sus comunidades por instrucción de las autoridades o para evitar sanciones. El mismo gobernador César Cocarico hizo esto, ni siquiera en silencio, sino públicamente, casi invitando a los demás paceños a imitarlo. Sin embargo, el presidente Morales y otras autoridades del Órgano Ejecutivo dijeron que uno se debía censar donde vivía, no donde había nacido. Pero ya era tarde…
“Hubo una duda de la población, sobre todo en la de El Alto y el Gobierno dio muy pocas explicaciones. Eso ocurrió también en La Paz en menor medida que en El Alto”, compara el académico de la UMSA.
En contraste, para Gutiérrez esto fue capital para tener los resultados que hoy dan menos habitantes a La Paz. No obstante, este dato podría ser fácilmente rectificado tabulando la pregunta 33 de la boleta censal que inquiría cuál era el lugar de residencia.
“Si se hace esto sin duda la población de La Paz se incrementará. No tengo dudas de que el INE ya debe haber hecho este ejercicio, sin embargo publicarlo podría acarrear todavía mayores conflictos, porque aunque El Alto fue el más afectado no se quejó”, señala.
Si se diera a conocer ese tabulado —sigue— La Paz seguramente tendría más habitantes, pero 28.000 pobladores para esta ciudad no es nada, en cambio para municipios menos poblados ese acarreo seguramente significó, en algunos casos, doblar o triplicar sus habitantes. “Sería muy delicado”.Considera que se debería dar este dato a los municipios afectados de manera reservada para que realicen sus políticas públicas.
El tercer factor que identifica Pereira Morató es el código cero, nominación técnica para zonas y barrios que tienen conflictos de límites entre municipios y que no se sabe a cuál pertenecen. “Eso generó una indefinición con Palca, Achocalla, Mecapaca y El Alto”.
Gutiérrez Sardán también menciona este aspecto. “No hubo código cero, no se lo aplicó, sino que estas áreas fueron atribuidas a los municipios pequeños de manera directa”.
En esto, el alcalde Revilla denuncia una “intencionalidad política” de perjudicar a la ciudad de La Paz. “El INE hizo la definición de límites unilateralmente”, acusa.
La ministra Caro tiene otra lectura sobre los factores que incidieron en la disminución poblacional. Para ella, todos éstos fueron externos.
La Paz tuvo su cúspide de crecimiento “en los años 50”. “Desde 1976, la tasa de crecimiento cada vez era menor, iba bajando; del 3% en ese periodo pasó a ser en 2001 la más baja de las nueve ciudades”.
Eso explica los resultados que se ven hoy, argumenta. Si tomamos en cuenta que 10.000 habitantes salen del municipio anualmente, se ve que es un número “razonable”, que además se explica con la tasa de natalidad y fecundidad, la cual era baja en 2001: 0,4%. “Hay que tomar en cuenta todos estos indicadores, no sólo el de población. Se trata de un proceso que ya se veía venir”, cuestiona.
Sin embargo, Gutiérrez Sardán refuta a Caro en sentido de que la tasa de fecundidad no es un factor de disminución de la población, sino de reducción del índice de crecimiento.
La ministra continúa enumerando factores y llega al referente a la realidad geográfica. La ciudad es una hoyada, “es difícil que siga expandiéndose sino hacia El Alto o hacia los municipios circundantes”. De hecho, éstos fueron los que incrementaron su población.
Otro aspecto que apunta es que el centro de la urbe se ha ido convirtiendo cada vez más en una zona comercial y de oficinas, mientras que los municipios del sur se volvieron residenciales. “Sopocachi, San Pedro y Miraflores, por ejemplo, antes eran residenciales y pasaron a ser zonas comerciales. Este fenómeno se debe a temas de seguridad, de espacio y costos que considera la gente para fijar su vivienda”.
Esa gente “que ha mejorado sus ingresos” se ha ido a los municipios vecinos.
Otro punto que considera, como autocrítica, es que ni en el ámbito central ni en el local “las políticas urbanas fueron activas, hubo poca planificación urbana fuera de El Alto y Santa Cruz, incluso esas ciudades se deformaron en su planificación por la migración”.
En ese sentido, la Alcaldía de La Paz sigue manejando el radio urbano de 1961 que ha cambiado y “no ha tenido una gestión, sino sólo una administración”.
Tales son los factores internos del censo y externos que identifican como causas de la reducción de la población según el resultado del último censo.
Gutiérrez Sardán afirma que los datos agregados del censo son “coherentes” en cuanto a los indicadores socioeconómicos, “lo que es positivo”. Sin embargo, el objetivo de un censo, primero, es proporcionar el número de habitantes y su distribución espacial y en esto es donde están los problemas”.
La intención del Gobierno, de acuerdo con Caro, es hacer una política continua para dar mayor atención a la variable demográfica. A esto debe responder el conteo poblacional de 2015 anunciado por el INE, cosa que para Gutiérrez Sardán no es sino otro censo, pues reitera lo que se mencionaba como el objetivo primordial de este tipo de encuestas.
El conteo poblacional anunciado, sin embargo, será “muy difícil” de realizarse por ser 2015 el año de elecciones municipales y departamentales, alerta Revilla.
Los resultados del Censo 2012 están siendo cuestionados debido a la diferencia, por ejemplo, que tienen con relación a los presentados de manera preliminar el 23 de enero de este año y de manera final el 31 de agosto. En enero, se informó que el departamento de La Paz tenía 2.741.554 habitantes y en julio, 2.706.351.
Además, en criterio de especialistas y políticos de oposición al Gobierno, es complejo aceptar que la ciudad sede de gobierno, por su condición metropolitana, no haya crecido en población en los últimos años.