Svetlana Salvatierra
Un proyecto regional apuesta a medir el uso de recursos hídricos y la emisión de gases efecto invernadero para mejorar las estrategias de mitigación en los municipios de La Paz, Lima y Quito
Consumir una marraqueta equivale a usar 18 litros de agua en el proceso de producción en su cadena alimentaria; tomar una botella de cerveza a 741 litros de agua; comer un kilo de carne a 15.400 litros. Un vehículo que usa unos 850 litros de gasolina al año genera 1.943 kilos de dióxido de carbono. Utilizar 960 kilowats de energía genera 380 kilos de emisiones de carbono en un año.
El uso del agua y la emisión de carbono se miden en las actividades humanas y permite comparaciones
e identificar planes de mitigación. Un estudio muestra que La Paz contamina menos de Lima y Quito pero deben implementar programas para cuidar los recursos hídricos y disminuir la elevada contaminación de gases efecto invernadero.
El estudio es parte del proyecto Huella de Ciudades, que se inició en 2012, con el objetivo de apoyar la implementación de las estrategias municipales de mitigación y adaptación al cambio climático en las ciudades de La Paz, Lima y Quito, a través de evaluaciones de las Huella de Carbono y Huella de Agua, cuyos resultados permitan promover acciones de reducción de emisiones de gases efecto invernadero y mejorar la gestión del agua.
En América Latina, estudios muestran que la disponibilidad de agua en las ciudades de La Paz, Quito y Lima se está reduciendo debido al derretimiento de los glaciares andinos. Proyecciones al 2025 muestran que el cambio climático
contribuiría a que aumente al 70% el número de personas con acceso limitado a fuentes de agua en estas ciudades; además esta situación se agravaría por la tendencia creciente de la migración urbana y mayor demanda del agua.
Huella de Ciudades tiene cofinanciamiento del banco de desarrollo para América Latina CAF y la Alianza Clima y Desarrollo (CDKN); es facilitado por la Fundación Futuro Latinoamericano (FFLA) y ejecutado por la empresa boliviana Servicios Ambientales (SASA), en coordinación con las alcaldías de las tres ciudades. También cuenta con la asistencia técnica de Carbonfeel, una red española de universidades, institutos y consultores expertos en la Huella de Carbono, y de Water Footprint Network, organización creadora del concepto de la Huella Hídrica que trabaja desde la Universidad de Twente en Holanda.
Los resultados del estudio en las ciudades elegidas de Bolivia, Perú y Ecuador fueron presentados en junio. “La ciudad de La Paz está menos contaminada por los gases de efecto invernadero que las ciudades de Quito y Lima. Sin embargo, los datos del estudio ambiental Huella de Carbono y Huella Hídrica, del Gobierno Municipal, dan cuenta que la contaminación que existe se debe en un mayor porcentaje al tipo de transporte público que circula en la ciudad y que utiliza combustibles fósiles”.
El boletín de la alcaldía precisa que “La huella per cápita en La Paz es 1,7 toneladas por persona al año; en Lima es menor y en Quito es el doble. Entonces este parámetro nos permite posicionarnos en relación a saber en qué condiciones se encuentra La Paz. Tiene ver que Lima tiene transporte masivo y otras alternativas que permiten
movilizar a la gente y utilizar de manera más eficiente su energía, por eso tienen menos huella de carbono”, explicó el director de Gestión Ambiental, Rubén Ledezma.
En La Paz, el transporte es responsable del 49 por ciento de las emisiones de gas de efecto invernadero,
las actividades domésticas provocan el 24 por ciento, el 13 por ciento se genera a raíz del manejo de los residuos sólidos y el 14 por ciento se genera por la actividad industrial. Cabe aclarar que La Paz no tiene ni un millón de habitantes y que Lima supera los ocho millones de pobladores. En el caso de la huella hídrica en La Paz es bastante baja en comparación
con las otras ciudades.
Por personas, la huella de agua es de 250 metros cúbicos por habitante, Quito tiene el doble y Lima el triple. Sin embargo, es necesario contar con una planta de tratamiento; se calcula que el 30 por ciento de agua no contabilizada se pierde solamente en la distribución. En el Plan de Desarrollo 2040 del Gobierno Autónomo de La Paz se pretende que sea un municipio sustentable y maneje sus recursos y servicios de una manera eco eficiente. Las acciones implican reducir el uso de combustibles fósiles (gasolina y diesel); utilizar transporte masivo, desarrollo y producción de energías y alternativas, como la solar. Y en los domicilios las acciones apuntarán a construcciones que ahorren agua y energía. Y las industrias deben implementar medidas de producción más limpia y moderar sus descargas de aguas.
Y el paceño también es corresponsable del cambio climático y de la generación de gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global porque es consumidor de servicios y productos y debe tratar de ser más eficiente en sus
actividades cotidianas: hacer hervir agua en una caldera eléctrica, lavarse los dientes, transportarse en auto o avión, comprar alimentos en un mercado o supermercado, preparar una cena, cargar el celular, ver televisión o dormir sobre
un suave
La pasta de dientes, el cepillo, la caldera eléctrica, el televisor, el foco, los alimentos envasados son productos que pasaron por procesos industriales antes de llegar a una tienda y ser comprados. Las fábricas que los elaboran, transportan y comercializan usan energía (eléctrica o gas) para que funcione la maquinaria, agua (potable o no) para limpiar o diluir, recursos renovables o no como materia prima y otros. El usarlos también genera gases de efecto invernadero o GEI. Reducir la exigencia de bolsas plásticas en las tiendas, botar en lugares definidos las pilas y no botar la basura en la calle son las campañas más difundidas y se espera que algún momento cambien actitudes hacia una mejor cultura ciudadana.